martes, 4 de agosto de 2009

UNO DE "ESOS DÍAS"...

Para Marian
La gente que había en la Mos Eisley Cantina se podía contar con los dedos de la mano de un gungan.
Lo parroquia propia de entre semana. Poco más o menos que alguna cuadrilla de obreros de la Interestelar 5, dos o tres fringer a papear de caridad algún bocata de calamares Lekku refritos, una pareja de jubiletas magnaguard contándose batallitas…
—Dices tú de mili: yo me la chupé entera en la MTT, pasándolas putas con el Moff Wessex de los cojones, menudo negrero, el tio…
—Tengo entendido que tenía halitosis…
—No lo sabes tú bien. Le olía la boca a carajo de nerfherder zoófilo…
Una media mañana tranquila, de café relajado mientras se le echa un ojo al Outer Rim Journal o al Old Republican —con sus editoriales de opinión cada vez más escoradas hacia la derecha—, mañana de solysombra, de bostezo, de parados y aburridos, de lamparón de aceite en la portada del As, de ruido de remover fichas de dominó rayando la mesa de madera de sargheet.
—Ponme un Lum.
—¡Coño, chica, hay que ver como vamos tan de mañana!
—Es que llevo un día de narices, y necesito algo que me entre y me arregle el cuerpo.
—¿Y para usted? —preguntó el bardroid a la otra.
—Un cortao… ¡Con sacarina! —le gritó al camarero cuando éste ya se alejaba levitando a por la comanda.
Las dos jediesas —jovencitas universitarias vestidas al estilo de las corellianas, o sea: de blanco ibicenco— escogieron una discreta mesa lejos de la barra, donde poder hablar. A una de ellas se la llevaban los demonios.
—¡Tú que miras, pedazo de murglak!
El pobre parroquiano interpelado siguió a lo suyo, retirando la mirada de las macizas y encerrándose en su etílico mutismo.
—¡Hiiiiiiiiiiiiiiiija míiiiiiiiiiia, cómo estás hoy!
—¡Estresá, Mari Leeia, cómo voy a estar, pues estresá!
—Tampoco será para tanto.
—Mira, nena, pues sí… —Ana Lucía de Cluster y Crossbow (de los Cluster y Crossbow propietarios de una flota de Luxury Liners, que el padre es accionista de Incom y todo, del consejo de administración, vamos, una niña bien, una pija de las galaxias) sacó del bolso su caja de cigarras Nobel, y se la tendió a su amiga María Leeia.
—No, no, a mí el tabaco de Carababba me hace que me vaya de bareta.
—Total, lo que te digo, tía, que no lo veo claro, que no… La An'ya Kuro de las narices me ha dejado dos para septiembre.
—No fastidies…
—Sí tía, las dos troncales. Una de primero y otra de tercero. Las llevo arrastrando.
—Qué fuerte…
—No lo sabes tú bien… —traen las bebidas— Gracias, ¿aceptáis jedcred?
El droide camarero dice que sí y cobra la comanda, momento en el que la joven Ana Lucía cae en la cuenta de que el tipejo de la barra las sigue mirando.
—¡Pero tú es que eres gilipollas o qué!
De nuevo baja la cabeza el solitario aburrido.
—Bueno, lo que te venía diciendo, nena, que la cosa pinta mal. Mi padre está que trina, no se le puede hablar, salta por cualquier cosa, mi madre que no sabe lo que hacer con él, desde que se lo dije la semana pasada no me coge el holocomm cuando le llamo, total…, un show.
—Pues qué lástima.
—Ya ves…
—¿Y Luck qué dice?
Luck Skyfucker era el chico más popular del campus. Alto, rubio, esbelto, ágil, buen deportista y con fama de amante magnífico—no en vano había heredado de su padre el apellido y el gen pasional de los Skyfucker—. Se ennovió con la pava el pasado verano. Sus amigotes le decían que había pegado el braguetazo del siglo.
—¿Luck? —respondió Ana Lucía con pasmo teatral— Al pichafloja ese me parece a mí que cualquier día de estos le voy a dar la patada y lo voy a mandar a zurrir mierdas.
—Que poco fina eres cuando quieres, niña…
—¡Pero si es que no hay dios que lo aguante, tía! Además… —bajó la voz en tono confidencial—, a mí me parece que es de los que les gusta que los pongan mirando a Cloud City.
—No me digas…
—Lo que te digo.
—No me lo puedo creer…
—Para que veas —sorbió de su Lum— ¡La puta, qué fuerte está esto! Bueno, lo que te iba diciendo, que no sé lo que hacer. Me va de culo, para qué te voy a engañar. Y me estoy pensando que lo mismo es que esta carrera no es lo mío…
—¡Pero tía, no digas eso!
—Sí, sí.
—¡Si es una mala racha, tía, espérate que pase!
—No, hija. Ya me lo he pensado, que llevo dándole vueltas al tarro mi buena temporadita y que veo que esto de ser Jedi no es para mí.
—¡Pero qué dices…!
—Lo que oyes. El curso que viene lo mismo me apunto a Farmacia, que pienso que es más asequible…
—¡Pero tía, Ana Luci, no vas a tirar todos estos años por la borda!
—Que sí, que sí, que ya lo tengo decidido. Además, no quiero con esto ponerte de mala leche, pero, ¿te has parado a pensar en el número de jedis mujeres que llegan a algo en esta profesión?
Mari Leeia se queda pensativa antes de responder.
—Pues no sé tía, alguna habrá.
—¿Cuántas conoces?
—Pues…, no sé…, a la An'ya Kuro, sin ir más lejos.
—Una profesora interina, pero vale. Dime otra.
—No sé, ahora no caigo en ninguna…
—¿Ves? ¿Ves? ¡Ni una sola, ni una sola hay! Tía, que te lo digo yo: lo de ser Jedi y llegar a algo en la vida está reservado en exclusiva a los hombres. ¡No hay cojones de acceder a cierto nivel, tía! ¡Llegas hasta aquí y te pegas en la cabeza con un techo de cristal que a ver quién es la que tiene cojones suficientes para romperlo! ¡Imposible, tía, imposible! ¡Coto vedado, reservado para los tíos, qué me cuentas!
Mari Leia parecía afectada en serio.
—Joder, tía, pues nunca me había parado a pensarlo…
—¡Lo ves, lo ves…! Yo no digo nada, tú haz con tu vida lo que quieras…, pero yo me meto en Farmacia, que tiene más salidas.
—Joder tía, me has dejado flasheada… Putos tíos…
—Putos tíos…
Al momento de volver a sorber de su vaso, Ana Lucía de Cluster y Crossbow cae en la cuenta de que el paleto de la barra sigue mirándolas. Ni corta ni perezosa, focaliza su Fuerza mental en la bandeja del lavavajillas, desde donde brinca un tenedor de carne que se lanza hacia el entrecejo del bebedor, frenándose en seco a pocos centímetros de su frente, con el consiguiente repullo de pavor por parte del interfecto.
—¡Mira, capullo —grita Ana Lucía, haciendo que en el vacío garito se vuelvan las pocas cabezas de los presentes—, como sigas con las miraditas la próxima vez no me lo pensaré dos veces…!
—Vale, vale… —solloza el capullo.
Mari Leela está sorprendida de la mala baba que se gasta su amiga esa mañana, y lo deja bien claro.
—Tía, me asustas. Estás alteradilla…
—Ya, tía —responde la jediesa Ana Lucía—. Es que para colmo de males hoy tengo… ya sabes… uno de “esos días” en que una está… más cerca del lado oscuro.
—No, si se te nota…

12 comentarios:

  1. Quillo, qué bueno, por Dios... Qué bueno. Lástima que nos regales guindas como esta cada diez días...

    Yo todavía echo de menos a la gorda canallesca.

    Un abrazo

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  2. Eres un crack mi pequeño padaguan : D
    pd. Muchas gracias me has saltao la lagrimita

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  3. Ni en verano me quito de este vicio.... Saludos desde Asturias ¡rey moro! (Marian.... jejejeje felicitaciones santoraliles retrasadas)

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  4. Dos meses ya sin una nueva entrada... Voy a la OCU ahora mismo a quejarme

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  5. che chiquets com vos rayeu el taladre xeeeee xDDD

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  6. os dejo mi movil??ME PARECEIA TAN SEXYSS ÑAM ÑAMMM UMMMMMMMMMMMMMM xDDDDDD

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  7. como te rayas macho.. eres la hostia

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  8. Jejeje. Es muy bueno, una mezcla de star wars con una viñeta de "el jueves" o alguna resvista de ese tipo. Al principio creía que te estabas equivocando al escribir, luego pensé en ese autor español que escribía lo que le salía inventandose palabras y verbos y frases...y luego me he dado cuenta de la mezcolanza. ¡Sigue así! Un saludo de un compañero. SalvaDV

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  9. que es un tontopollas??, no entendi, debe ser como una persona estupida o estoy mal?

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  10. Coño, casi cuatro meses de paro... Me cago en tó, Jorge de mis entretelas, o escribes ya una nueva entrada, o te prometo que, que, que... Bueno yo qué sé, que escribas ya algo, Dios santo, que esto es como la droga, tengo mono de una de tus aportaciones, joder.

    Un abrazo.

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