miércoles, 3 de junio de 2009

Y por eso...

Para Amparo y Concha.

—Y por eso es por lo que yo opino que de ejemplo de renovación nada, y que nos venden la moto de que es un gran adelanto modernizador para la Monarquía que no se ajusta a la realidad. Si lo piensas un poco te das cuenta del truco. Y no es porque la Monarquía, ya de suya, sea incompatible con cualquier clase de contempore..., contemporani... contemporeainiza... contemponización..., bueno, con el signo de los tiempos. ¡No, qué va! El asunto no es de forma: es de fondo. Porque, a ver, con tanto de que la Letizia Ortiz trae aires nuevos a la Casa Real, con que es una mujer de mundo, moderna, emancipada, normal y corriente, un espejo en el que se pueden mirar todas las mujeres dinámicas y rabiosamente emancipadas. ¿He dicho ya lo de emancipada? Sí. Bueno, eso. Que no, vamos, que no. ¿No le parece a usted, señora, que lo que han dado en realidad, delante de nuestras propias narices, es un paso atrás? A ver, hemos sido víctimas de un engaño, de una quimera de esas. ¿No lo ve? ¿Eh? ¿No lo ve usted? ¿Eh, señora? Porque la tía..., Letizia, doña Letizia, la Princesa de Asturias vamos, la próxima reina de España, que está por ver, pero bueno..., Letizia, digo, va hacia atrás como las tortugas..., como los cangrejos, quiero decir. Que va para atrás, vamos. Socialmente, a nivel de emancipación femenina y esos rollos. Porque ella era emancipada, vale, y libre, vale, y dueña de sí misma, como una mujer moderna, y ahora está comiendo mier... está amordazada por lo, por la, por los protocolos y eso de la Casa Real, y ha cambiado mucho, usted lo ve en la tele y las revistas, ha perdido chispa, naturalidad...: emancipación. No es ejemplo para la mujer moderna, todo lo contrario, es la renuncia misma de los logros de toda mujer libre y... emancipada. Usted perdone, es que no encuentro otra palabra mejor para definir el asunto y me repito, ya sabe usted que las cosas hay que llamarlas al pan pan y al vino vino... Bueno, que a mí me parecían más emancipadas y más dueñas de sí mismas las reinas antiguas, como Isabel y Fernando, esto, Isabel. ¿No? ¿Me entiende? Que mandaban en sus territorios y se casaban con los reyes y todo eso y mantenían sus dominios, y mandaban y los..., los tenían bien puestos y no había quien les chistara, ¿sabe?, y aportaban al matrimonio, sumaban, no restaban. ¿Me entiende? Vamos, que ahora nos dicen que lo moderno es que un rey se case con una plebeya, que eso es moderno, pero la plebeya..., la plebeya, ¿qué es la plebeya? Una vagina, nada más, una vagina. Una fábrica de hererdeci... de herederitos. Pues eso, y las reinas y las princesas de antes con sus matrimonios hacían alianzas entre territorios, y evitaban guerras, y estrategias, y aportaban..., y no dejaban de ser dueñas de lo suyo, eran poderosas, ¿me sigue?, no eran meras vaginas. Y la Letizia Ortiz sólo sirve..., no tiene otra cosa que ofrecer a la Nación, digo, a la Corona... Y eso no es, ¿sabe? Eso no es. Vamos, que sí, que viene del pueblo y tal, pero la han anulado en su personalidad y ahora sólo vale para saludar en las recepciones y parir niños, ¿sabe? ¿Y eso es signo de modernización de las Casas Reales? ¿Desvestir de su dignidad personal a una mujer de hoy en día para convertirla en una simple vagina procreadora? Las reinas de antes por lo menos aportaban otras cosas al matrimonio, no restaban, sumaban. Esas sí, sí que eran... emancipadas. ¿Me comprende? Aunque eran antiguas sumaban, no restaban, y mandaban tanto como sus maridos porque no renunciaban a lo que tenían. Eran reinas y a ver quien les tosía. ¿Me sigue?
Doña Virtudes, de Acción Católica, afiliada al PP y presidenta de las damas del ropero de Santa Engracia alargó su brazo ebúrneo titilante de pulseras. Le entregó a Jorgito Palotes, hijo de la vecina del piso de arriba, un calcetín viudo y una camiseta húmeda con la bandera tricolor y el lema “A por la Tercera” campeando en el pecho de algodón.
—Muchas gracias, señora, la próxima vez le pondré mejor las pinzas, que estará usted hasta el moño de que cada dos por tres se me caiga la ropa del tendedero.
La señora le sonrió y cerró la puerta. Su marido, que leía el ABC en la salita de estar la recibió sin despegar la vista de la columna de Antonio Burgos.
—Manolo, qué razón lleva el niño de la vecina...

2 comentarios:

  1. Nosz llegna de odgudllo y sdatisfadción.

    Concha y Amparo.... Amparo y Concha XD

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  2. Aquí, lo único que va a por la tercera es el Granada 74, jur, jur, jur.

    Quillo, lo que yo te diga... ¡Qué eres un monstruo! Y no, no es porque te peles menos que las castañas de Güejar, no. Es que eres un monstruo, y ya está. Ea.. busca más tiempo para escribir, porque esto es genial.

    Se le quiere, y usted lo sabe.
    Un abrazo.
    ¡Y a por la tercera! (dijo zETAp a Solbes) ¡A por la tercera crisis, Pedrito!

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