martes, 12 de mayo de 2009

Angelico mío...

Josep Pla se parece a Josep Pla en que los dos son de Palafrugell. No, espera, hay más.
Josep Pla descubrió a Josep Pla cuando en el instituto le hicieron leer El carrer estret, entonces le hizo gracia la coincidencia y —como la adolescencia es una edad muy mala— le dio por fumar cigarrillos de liar y endosarse de vez en cuando chaqueta negra. Incluso probó cómo le quedaba la boina, pero a sus diecialgo años la cosa se le hacía cuesta arriba.
Total, que se conformó con fumar de liar —que él llamaba “caldo” para sorpresa de sus colegas, que se reían sin saber de qué— y llevar chaqueta negra de vez en cuando.
—¿Niño, para el bautizo de la sobrina te vas a vestir como de entierro?
Le dijo su madre al verle bajar las escaleras.
—Mamá, me gusta así y punto.
—Es que eres más raro, Josep...
—Sí, mamá.
Creció, pasó a la universidad, se metió en Románicas y luego hizo el curso puente para Filología Hispánica. Escribía versos, publicaba plaquetes (o como se diga), pasaba las tardes tontas de tertulia en tertulia, admiraba a los de cursos superiores porque los veía como luchadores idealistas, pasaban los días, se acostó unas treinta veces en cinco años de carrera con, que se sepa, dos amigas y una novia rollete, le gustaba posar de humilde, se las daba de conocer la literatura finisecular del Modernisme temprano mejor que nadie, decidió hacer un doctorado sobre el Modernisme temprano (“y la influencia simbolista de Charles Nodier en los artículos residuales de la prensa filoconservadora catalana: el caso de Jordi Costansa Gavina”), hizo los dos años de doctorado, le dieron el Diploma de Estudios Avanzados, su padre le dijo:
—Josep, va siendo hora de buscarnos algo, eh.
Él se pasó el aserto por el forro, siguió de tertulias nocturnas, se reencontró con algún que otro admirado alumno de cursos superiores trabajando de camarero, trabajando de segurata, estudiando oposiciones —o jurando que las estudia—, no diciendo lo que hace con su vida, porque no hace nada y lleva un tratamiento con antidepresivos... Total.
Una mañana, nada más levantarse de la cama (12:34 am, ya pm para algunos) se dijo.
—Yo soy escritor, por Dios, cómo voy a huir de eso.
El sentido trágico de la vida se le aferró al gaznate. Se lió su primer cigarro sin peinarse ni quitarse el pijama, lo rechupó, se miró de reojo los dedos amarillentos de años de liar tabaco, se sonrió, lo encendió, tosió y expectoró verdoso, como de viejo de ochenta, y se revistió de Pla.
Con la bata a cuadros cubriendo su blancuzca anatomía, decidió comenzar a ser Josep Pla. Contaba con veintisiete años y quería ser Pla. Pla, a su edad, ya llevaba mucho mundo corrido y se merecía terminar siendo Pla, pero Josep pretendía ser el último Pla sin pasar por los otros Pla y, ni mucho menos —por cuestiones de tiempo ya irrecuperable— iba ya a convertirse en Pla desde la temprana edad en que Pla puso la primera piedra para llegar a ser Pla.
—Me voy a hacer un blog.
Se dijo.
Le hizo gracia. Su propio Cuaderno Gris. Cada día escribiría, desde su desencantada óptica, de las cosas pequeñas que le sucedieran a diario, con una visión entre poética y desapasionada, propia de un cronista de lo único que es honradamente ponderable: su propio existir. El colmo de la modernidad, qué coño.
Antes de decidirse a dar el trascendente paso, se remoloneó consultando el correo electrónico, mirando alguna pamplina de power point que le había enviado algún colega de promoción de vida tan anodina como la suya, contestándole al mail con “XD”, “;)” y chorradicas similares, se metió, por meterse, en una página porno heterodoxa y escatológica (13:28 pm), se descargó (13:32 pm), volvió a lo suyo algo más relajadito, consultó nosequé puñetas que se le vino a la cabeza, se dijo “venga, tio, no remolonées” y se conectó a Blogger.
—¡Cómo —exclamó sorprendido—, que tengo que abrirme una cuenta de Gmail para hacerme el blog! ¡Pero qué coño se creen éstos!
—¡Nene, la comida!
La madre gritó desde la cocina (13:41 pm).
Josep Pla dejó para más tarde lo de comenzar a ser Josep Pla.

1 comentario:

  1. .... pero al final.... ¿se hizo el blog? (esto lo pregunto yo que soy de naturaleza cotilla, qué te voy a contar, a ver si me pasas la dirección de su blog.... ¿o ya la tengo? kid kid kid...

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