miércoles, 29 de abril de 2009

Buenos días, Carla Bruni...

Madrid. (EFE).- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y su esposa, Carla Bruni, han almorzado como invitados en el Palacio de la Zarzuela, donde han sido recibidos por los Reyes y los Príncipes de Asturias ante una nutrida representación de los medios informativos.

Carla Bruni se desperezó como una niña chica. Estiró sus bracillos de junco galo, bostezó como un cachorrillo de labrador y se frotó los ojazos de mala de los Tres Mosqueteros que Dieu le dio. Las sábanas de satén negro se le resbalaron por el torso, como una cascadilla silenciosa.
Carla Bruni se rascó por debajo del flanín izquierdo, se calzó la sonrisa y dio un brinco de mimada melancólica. Rebuscó los totos elásticos que guardaba en el joyero rococó que María Antonieta legó a su fiel dama de compañía, Margot, la fatídica mañana de octubre de 1793 en que supo que definitivamente no le haría falta aquel artilugio de pedrería y oro para guardar collares. Carla Bruni guardaba totos elásticos en él, algo mucho más republicano.
Tras hacerse dos coletillas traviesas terminó de ponerse en solfa. De pie, pisando la alfombrilla camera como una bailarina, de puntillas, se deshizo habilidosamente de su única prenda de pijama: unas braguitas escuálidas de algodón blanco crudo. De un certero movimiento de pierna las envió a la esquina más alejada del dormitorio, dando a caer sobre una pelusa remolona que se agazapaba bajo la silla chippendale de seis mil euros que solía utilizarse como escalerilla improvisada cuando de clavar alguna alcayata se trataba.
Paseó las presidenciales porretas hasta el bidé del cercano baño, se aseó con tesón el exquisito potorro y corrió, cual cervatilla, hasta la cajonera de su ropa interior, en el vestidor anexo.
Esta no, esta sí, esta tal vez...
—¡Nicooooooooooooo!
Sarkozy le respondió desde la lejanía un “qué” casi inaudible.
—¡Veeeeeeeeeeeeeeeeen!
Mientras el Presidente de la República de Francia llegaba desde donde estuviese hasta el cajón de las bragas de su señora, Carla parecía contrariarse por momentos. Su carita de niña mala inició un mohín de fastidio. Se puso con los brazos en jarras.
Sarkozy entró en el dormitorio, buscó a su señora con la vista y localizó su culo desnudo en el vestidor. Se acercó a ella y le estampó un beso (¿dónde...?).
—¿Qué quieres, mi amor?
—Mira, pequeñín —le dijo ella, con tono cariñoso—, ayúdame con esto, que no tengo manera de decidirme.
—¿A qué? ¡Es fácil! Para los museos algún informal ajustado y en la recepción de palacio pues el negro de fiesta con pedre...
—¡No, no, que no me entiendes...!
Carla Bruni se volvió a rascar bajo el mismo flanín izquierdo, se conoce que había sufrido la pasada noche algún percance con la copa del sujetador.
—Me refiero a las bragas...
—¿Cómo a las bragas?
—Sí, hombre, a las bragas... No sé si ponerme estas rojitas, o aquellas de tanga, quizás las negras con puntilla...
—Pero, Carla, cielo mío, ¿y para eso me llamas, que estoy trabajando en el discurso de...?
—¡Pues claro que para eso!
El Presidente de la República francesa cerró su presidencial pico.
—Mira, Nicolasín, si no me ayudas en esto es que no tienes... no tienes... corazón. ¡Ni sentido de Estado! ¡Ni me quieres!
Y se enfurruñó.
—Pero venga, mi cielo..., ¿a qué viene esto? ¡Tampoco es para tanto, son unas bragas... ponte las que sea!
—Sí hombre, para que luego haga el ridículo.
A Sarkozy le empezaba a escamar la cosa.
—¡Coño, Carla —le salió la vena Bonaparte—, ni que tuvieras que enseñárselas al Rey!
—¡Y a quien se tercie!
Sarkozy bramó.
—¿Cómo?
—Pero bueno, Nicolás, no te pongas así... ¿Es que no es esa la etiqueta que tiene este país para las damas de Estado y las princesas?
—¿El qué?
—Enseñar las bragas a los súbditos.
Aquella misma tarde, Marcel Du Moulin, responsable en el Elíseo de la oficina de Protocolo para la Primera Dama, firmó su millonario finiquito y se retiró a un chalecito de Andorra.

1 comentario:

  1. Que te voy a comer..... que si.....

    me ha encantado lo de los totos en el joyero de María Antonieta jajajajajajajajaja

    Eres grande....tienes "genio" y "duende" y "de tó" y llegarás lejos.

    Amparo.

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